¿Ejercicio cardiovascular antes o después de la fuerza?

Esta es una de las dudas que más frena los entrenamientos de muchos deportistas. Pero la respuesta, aunque suene raro, es que realizar ejercicio cardiovascular al finalizar el entrenamiento de fuerza, es la opción que ofrece más ventajas.
En primer lugar, se debe tener claro la diferencia entre el ejercicio anaeróbico o de fuerza (pesas), y el ejercicio aeróbico o cardiovascular.
- EJERCICIO ANAERÓBICO
Este tipo de ejercicio se caracteriza por no tener que hacer uso del oxígeno al realizarlo, sino que la fuerza proviene del glucógeno y de los aminoácidos situados en los músculos. Al ser ejercicios de fuerza, donde prima la intensidad. La ejecución de cada movimiento debe realizarse con la intensidad más elevada posible, siempre respetando los límites de nuestra capacidad, pues el sobreesfuerzo puede provocar roturas musculares o lesiones importantes.
- EJERCICIO AERÓBICO
A diferencia del anterior, el ejercicio cardiovascular se realiza a un ritmo bajo-moderado, en el que aparte de hacerse uso del glucógeno muscular, la principal fuente de energía para su realización viene de la grasa. Además, esta actividad se hace siempre en presencia de oxígeno.
¿En qué orden se deben realizar?
Como se ha afirmado anteriormente, proporciona muchas más ventajas realizar el ejercicio cardiovascular al finalizar el entrenamiento anaeróbico.
¿Por qué?
Porque en el entrenamiento de fuerza, el organismo obtiene energía a través de las reservas de glucógeno muscular. Esto da lugar a que, si realizamos un trabajo cardiovascular posteriormente, las reservas de glucógeno se encuentren degradadas, y el organismo pueda acceder a los depósitos de grasa de forma más rápida.
¿Qué pasa si no respetamos ese orden?
Lo que sucede es que las reservas de glucógeno se degradarían debido a la realización del ejercicio aeróbico, sin hacer apenas uso de las grasas. Esto daría lugar a que se llegara con menos energía a la sesión de pesas, ya que las contracciones musculares de alta intensidad, no pueden llevarse a cabo únicamente con la energía que proviene de las grasas.
Por lo tanto, hacerlo en el orden correcto no supone ningún problema, porque el ejercicio cardiovascular si que se puede realizar con fatiga. De hecho, esta opción proporcionará beneficios como que se cumpla la función de regeneración, ayudando a la recuperación muscular. Esto sucede porque el aumento de flujo sanguíneo al músculo después de un esfuerzo, hace que desaparezcan las sustancias de desecho, aportando de esta forma, nutrientes a nuestro organismo.

Equipo Redacción