Calentamiento para natación: la clave para mejorar

Nunca debemos empezar una actividad física de forma brusca. En natación, como en cualquier otro deporte, es imprescindible realizar una previa fase de calentamiento para natación con el fin de activar los músculos que trabajaremos más adelante.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL CALENTAMIENTO ANTES DE NADAR:
1. La intensidad y duración de la actividad.
Lo que quiere decir, que tanto la intensidad como la duración de nuestro calentamiento estarán relacionados directamente con la intensidad de la actividad que posteriormente vayamos a realizar. La intensidad del calentamiento siempre será menor a la actividad que se desarrollará, y se irá incrementando progresivamente.
No tiene ningún sentido llegar al entrenamiento cansados y sin fuerzas, ya que este es el momento en el que más tenemos que dar de nosotros. Por ello realiza entrenamiento con un nivel suave, simplemente para poner a tono el cuerpo y activarlo para la siguiente fase.
2. La condición física.
Dependiendo de nuestra capacidad física dedicaremos mayor o menor tiempo a calentar. No quiere decir que sea mejor o peor, sino que cada uno está provisto de un tipo de cualidades y condiciones físicas que determinarán el tipo de entrenamiento. Si tienes un fondo físico y un rendimiento elevado, podrás dedicar más tiempo a calentar tus músculos que aquellas personas que no cuentan con una capacidad de resistencia alta.
3. Edad.
Con el paso del tiempo nuestros músculos y tendones pierden flexibilidad y ganan rigidez. Por ello cada vez deberás ir dedicando más tiempo a esta fase del calentamiento para hacer que tus articulaciones ganen la movilidad necesaria y puedan enfrentarse sin ningún tipo de problema a cualquier tiempo de entrenamiento. Además, con el paso del tiempo aumenta la probabilidad de sufrir lesiones o continuos dolores si no se cumple minuciosamente el plan de entrenamiento.
Tanto por rendimiento como por salud, debes tomarte este consejo muy en serio y aplicarlo de forma adecuada a tu rutina diaria.
4. La hora del día.
No es lo mismo realizar ejercicio nada más levantarse que después de una larga jornada de trabajo. Por ello intenta reservate aquel hueco del día en el que sepas que vas a dar todo de ti. Si tu horario te lo permite, ese momento puede ser por la mañana, nada más levantarte, ya que es el momento del día en el que el cuerpo está más descansado. Si este caso no es compatible con tu horario, puedes entrenar por la tarde, después de tomarte una buena merienda y haber recuperado fuerzas del resto del día.
5. El clima o la temperatura del agua.
Si esta es baja, nuestro organismo necesita más tiempo para prepararse y entrar en calor. Si el clima no acompaña o si la temperatura del agua está demasiado fría, dedica un par de minutos más hasta que tu cuerpo alcance los grados necesarios para que el impacto al entrar al agua no sea muy brusco, y tus músculos no se enfríen proporcionándote poder ponerte a nadar inmediatamente.
CALENTAMIENTOS PARA NATACIÓN


Equipo Redacción