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La artrosis: el ejercicio físico tu gran aliado

Causas y tratamiento para la artrosis

La artrosis es una degeneración no inflamatoria de los tejidos articulares. Los síntomas que lleva asociados esta enfermedad son el desgaste de los cartílagos, pero también afecta a los huesos. La artrosis altera la integridad del cartílago, este se hace más blando, se desgasta de manera progresiva pudiendo incluso, en algunos casos, llegar a desaparecer. Pero no hace falta llegar a este punto para experimentar los síntomas de la artrosis.

Los extremos óseos contactan directamente ya que el cartílago desgastado no cumple su función, el hueso reacciona y crece por los lados, deformando la articulación. El líquido sinovial es menos viscoso y pierde su función. La degeneración es progresiva, haciéndose tardíamente dolorosa. Origina rigidez e incapacidad funcional, nos movemos peor y encima cada vez que lo hacemos sentimos dolor.

 

Síntomas de la artrosis

  • Dolor

Para abordar la artrosis es imprescindible comprender el dolor. Está estrechamente relacionado con el movimiento articular. Por desgracia este dolor cede con el reposo. Si, decimos desgracia, ya que se trata de un problema porque la persona tiende al sedentarismo. Y aquí viene el gran problema de la artrosis, necesitamos actividad física para revertir el proceso.

Los músculos que protegen la articulación se atrofian, creándose un problema articular. Es imprescindible un refuerzo muscular, pues es la musculatura la que sustenta nuestros movimientos, liberando parte de la carga que soportan los huesos y cartílagos, reduciendo el dolor.

Las personas que practican deporte y tienen una buena masa muscular pueden padecer artrosis debido a sus cartílagos desgastados pero no tienen dolor articular por la fuerza de sus músculos.

  • Rigidez

En todos los elementos blandos de la articulación (tendones, cápsulas, ligamentos) por lo que disminuye la movilidad. La rigidez articular acompaña casi siempre a la artrosis. Cuando hay dolor en una articulación, el organismo se defiende tratando de inmovilizar la zona por medio de las contracturas musculares.

  • Deformaciones óseas

A medida que el hueso se destruye, se produce un proceso reparador, que consiste en formar hueso nuevo, pero con características diferentes del hueso normal, es decir, osteofitos. Cuando aparecen empiezan a rozar, y producen mayor dolor y limitación de la capacidad funcional.

 

¿En qué partes del cuerpo es más frecuente sufrir artrosis?

El porcentaje de artrosis en la población general varía en función de los grupos estudiados, y las regiones analizadas, pero de manera orientativa se estiman los siguientes porcentajes:

  • Columna vertebral 60%
  • Rodillas 25%
  • Caderas 10%
  • Articulación metatarsofalángica 2% (dedo gordo)

Puede afectar a articulaciones que han sido previamente dañadas por sobreuso prolongado, infección o una enfermedad reumática previa. Por ejemplo, aquellas personas que han practicado un mismo deporte durante toda la vida, son susceptibles de sufrir artrosis en las articulaciones más expuestas (rodilla y cadera al correr, hombro en deportes de raqueta...)

La artrosis suele afectar a las articulaciones más móviles y a las que soportan mayor peso (miembro inferior). A veces, son invalidantes, dependiendo en la zona que se produzca. Es en estos casos cuando el proceso degenerativo se acelera, ya que se reducen los niveles de actividad física.

 

Tratamiento de la artrosis

Una combinación de varios tratamientos siempre será más eficaz que si abordamos la patología por una única vía. También hay que tener en cuenta los factores individuales como son las características de cada persona (edad, peso, nivel de actividad física...) y los parámetros de localización de la artrosis, gravedad de la misma y si esta resulta o no incapacinante.

  • Ejercicio físico

El ejercicio se debe compensar con el reposo de las articulaciones dolorosas. Hacer ejercicio con las articulaciones enfermas es fundamental tanto para mantener la movilidad como para fortalecer los músculos.

El inicio siempre debe ser suave y controlando el dolor. Si es excesivo, ya sea en tiempo, esfuerzo o intensidad, siempre será perjudicial, porque provocará rechazo. Nunca se debe llegar al límite del dolor. Poco a poco, a medida que el dolor se reduce, se puede aumentar la carga progresivamente, respetando siempre un criterio de evolución de volumen e intensidad.

Debe abordarse el tratamiento de la artrosis desde el entrenamiento de fuerza. Hay que buscar la activación muscular, para desarrollar la masa magra y fortalecer el sistema musculoesquelético. Es la mejor manera de combatir esta enfermedad.

  • Dieta

Las recomendaciones nutricionales para hacer frente a la artrosis son extensivas a otras patologías. Es conveniente llevar una dieta sana y equilibrada. Reduce el peso y evita la obesidad, así desencadenará la carga que deben soportar tus articulaciones.

Aumenta el consumo de proteínas en la dieta, así como de magnesio y vitamina C, para favorecer la síntesis de colágeno para proteger tus articulaciones y la formación de masa muscular. Si se combina con ejercicio físico, el ritmo de producción de colágeno es mayor que si tenemos un estilo de vida sedentario.

  • Fisioterapia

Cuando hay artrosis pueden ser útiles los masajes realizados por fisioterapeutas profesionales, la tracción y la aplicación de calor intenso con diatermia o ultrasonidos. La aplicación de un tratamiento con calor local puede ayudar a mejorar el dolor.

  • Fármacos

Son el aspecto menos importante en el conjunto del tratamiento, ya que paliar el dolor no ayuda a recuperarse por completo. Pueden ser un medio para lograr el fin de practicar actividad física sin dolor. Siempre deben tomarse bajo las indicaciones y supervisión de profesionales médicos.

  • Cirugía

En articulaciones gravemente dañadas, puede ser necesaria la cirugía reparadora (prótesis articulares), para suprimir el dolor y restaurar la función. La cirugía puede ser útil cuando el dolor persiste a pesar de los demás tratamientos y el movimiento se ve limitado.

 

Conclusiones

La artrosis es la patología articular más frecuente, y es la causa más común de incapacidad en personas de edad avanzada. Genera que cada vez sean más dependientes y con menos autonomía. La incapacidad es, junto con el dolor, la consecuencia más temida para el enfermo. Cualquier medida que disminuya la discapacidad y el dolor tiene un efecto positivo sobre la calidad de vida de las personas con artrosis.

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