Dietas disociadas: ¿De verdad son eficaces?

"Solamente como proteínas, grasas o hidratos por separado, nunca mezclo nutrientes"
Seguro que en algún momento hemos oído esta frase en boca de personas que realizaban una dieta. Esta organización nutricional se conoce bajo el nombre de dieta disociada. El término explica por sí solo la estructuración alimenticia, afirmándose que no deben mezclarse en la misma comida distintos grupos de macronutrientes (proteínas, hidratos o grasas). Como siempre ocurre en el mundo de la nutrición, existen muchas creencias que carecen de fundamento, y otras con una sólida evidencia científica. ¿Son de verdad las dietas disociadas eficaces?
¿Por qué deberíamos disociar?
El mantra de estas dietas es sencillo: es recomendable no combinar en el mismo plato una variedad de grupos de alimentos, ya que así no se engorda. El foco principal se centra en no mezclar hidratos y proteínas en una comida.
Estas teorías se han apoyado en mitos como "la fruta de postre no es buena" (porque fermenta y engorda). ¿De verdad influye el orden en el que comemos los alimentos? Lo que si es cierto es que este tipo de reflexiones hacen que dejemos de comer ciertos alimentos (que como el caso de la fruta ya consumimos de forma muy reducida).
Ya que nos ponemos a seguir una dieta, debemos plantearnos los motivos que la fundamentan. En este caso, la teoría dice que al separar los macronutrientes nuestro metabolismo se acelera y quemamos más calorías en el proceso digestivo. Además, introduce términos como el entorno ácido de la digestión y otros conceptos endocrinológicos para dar más sustento a la idea. Cuando se utilizan palabras complejas y nos alejamos de las explicaciones sencillas creemos que todo cobra más sentido. Pero, ¿son estas afirmaciones ciertas?
¿Existe fundamento científico para apoyar las dietas disociadas?
De igual modo que observamos los principios que sustentan una dieta, es imprescindible atender a los estudios científicos que corroboran o no en estas teorías. Y la ciencia desmonta en varios pasos la validez de las dietas disociadas. Por varias razones:
- Nuestro aparato digestivo es capaz de metabolizar varios macronutrientes al mismo tiempo, sin problemas, independientemente de si son grasas, proteínas o carbohidratos.
- Los alimentos (casi en su totalidad) no están formados por un único macronutriente, por lo que la mezcla ya existe de manera natural.
- Además, la encrucijada a la hora de seguir este tipo de dietas, se plantea cuando debemos conocer la composición nutricional de cada alimento que tomamos (que cantidad tienen de cada macronutriente para no cometer el error de mezclarlos de forma indiscriminada).
- La energía que aportan los alimentos no depende del orden en que se ingieran.
Podemos añadir que entre las desventajas que surgen al seguir este tipo de dietas, aparecen efectos secundarios como problemas intestinales por falta de fibra, sequedad de la piel, insomnio y déficits energéticos.
¿Por qué funcionan?
Después de conocer toda la argumentación científica nos preguntamos ("Porque yo conozco gente a la que le ha funcionado") ¿Cuál es el motivo de su éxito? La única causa justificable del éxito de las dietas disociadas es su carácter hipocalórico. Es decir, consumimos menos calorías ya que al no mezclar el total energético de cada comida se ve reducido. Pero esta reducción se puede obtener mediante dietas mucho más equilibradas que no restrinjan el consumo de nutrientes esenciales. Por ello, aunque conozcamos casos de "éxito" no debemos caer en el error de confiar en estas dietas, ya que los factores negativos superan claramente a los beneficios de llevar una dieta disociada.
Conclusión
No existe ningún fundamento científico para apoyar el consumo de dietas disociadas. Los alimentos se digieren igual, la energía que nos aportan es la misma los mezclemos o no. Además corremos el riesgo de provocar un déficit energético y carencias en el consumo de ciertos micronutrientes que desembocan en problemas para nuestra salud. Si quieres perder peso combina una alimentación variada y sana, con un estilo de vida activo.