¿Por qué no adelgazo si hago dieta?

La mayoría de la gente, en algún momento u otro de su vida, se hace la pregunta: ¿Por qué no adelgazo si hago dieta?, ya sea por un motivo de salud o estética, conseguir rebajar unos kilos y mirar la báscula con otros ojos es un objetivo bastante común.
Sin duda las posibilidades de triunfar son escasas, algunos estudios reafirman esta teoría pues alrededor del 80% de las veces se fracasa al hacer una dieta. Cómo ya hemos hablado en otros post, lo más importante es llevar unos hábitos de vida saludables. Son los cambios moderados, unidos a la constancia y la motivación los que acaban perseverando con el tiempo.
También es frecuente encontrarse con personas que dicen llevar un estilo saludable pero que, aun queriendo, no son capaces de bajar de peso. Las circunstancias que provocan esta situación dependen de varios factores, y corresponde a los médicos endocrinos y nutricionistas hacer la valoración correspondiente para cada caso particular. Podemos, sin embargo, buscar una serie de causas que sean las culpables de que no perdamos peso.
Mi alimentación no es tan saludable como pienso
Debido a mitos y creencias populares, consumimos muchos alimentos que pensamos que son buenos, y en realidad no lo son tanto. Es el caso por ejemplo de los productos “light”. Normalmente, los productos que llevan este adjetivo asociado a su nombre, esconden un alto contenido calórico (menos que el producto original, de ahí su coletilla), pero aun así, siguen teniendo un exceso de calorías, nada conveniente si queremos restringirla energía que consumimos. Esto nos ocurre con gran cantidad de productos por desgracia. Si dedicamos un minuto a leer su etiquetado antes de comprarlo o comerlo, nos llevamos sorpresas al comprobar la cantidad de grasas, azúcares o conservantes que contienen muchos de ellos.
Otro importante factor a tener en cuenta, es la distribución de alimentos a lo largo del día. Debe ir acorde con nuestro gasto energético. Si el mayor gasto energético se produce por el día, ¿por qué cenamos tanto? Si comemos más de la cuenta por la noche (o alimentos con alto contenido energético), no nos da tiempo a quemar todo cuando llega la hora de dormir. Y ese exceso de energía se almacena en forma de grasa en nuestro organismo. Resulta importante que los macronutrientes con más calorías (carbohidratos y grasas) se coman en la primera parte del día.
No hago ejercicio físico (o no el suficiente)
La nutrición es sin duda el aspecto esencial para el control del peso. Y es más importante que la actividad física en este aspecto. Pero si combinamos ambas de forma equilibrada, todo resulta más sencillo. Aunque, para perder peso, el balance de las calorías que ingerimos respecto a las que gastamos debe ser ligeramente negativo (es decir, comemos menos de lo que quemamos). Si quieres mantener la masa muscular y eliminar la grasa, lo ideal, es necesario combinar entrenamiento de fuerza, con un consumo de proteínas ligeramente más elevado de lo habitual, especialmente después del entrenamiento.
Muchas veces bajo la idea de “me lo he ganado”, arruinamos en pocos segundos una hora de entrenamiento tomando al finalizar un snack nada saludable. Y, que más que un premio, acaba resultando un castigo. Por ejemplo, un croissant contiene casi 400kcal de media, que es lo que gasta una persona corriendo durante 30 minutos a 12km/h.
No debe haber restricciones severas de energía (el desequilibrio no puede ser mayor de 400kcal día), ya que nuestro cuerpo necesita alimentarse para garantizar el normal funcionamiento de todos los procesos.
Sin duda, estamos ante un problema multifactorial que no es tan sencillo de resolver con unas simples pautas. Pero no esperes más, adopta un estilo de vida saludable, con una nutrición variada y combinada con ejercicio físico. Notarás los beneficios rápidamente y tu salud te lo agradecerá.