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Mitos nutricionales

Debido a la cantidad abrumadora de información que nos inunda día a día, resulta difícil distinguir lo que es verdad de lo que no.
01/06/2020 998 personas han visto este post 998 Nutrición deportiva

Como la teoría del eterno retorno, en el mundo nutricional aparecen algunos mitos una y otra vez cuando ya pensábamos que estaban extinguidos. Debido a la cantidad abrumadora de información que nos inunda día a día, resulta difícil distinguir lo que es verdad de lo que no. Pero no por ello, una mentira cien veces repetida se convierte en verdad. Seguimos desmontando mitos nutricionales.

 

Para adelgazar basta con contar kilocarías

Bajo esta premisa muchas marcas nos cuelan productos light (bajos en calorías) que consumimos pensando en que nos ayudarán a adelgazar. Cuando caemos en esta “trampa” perdemos la perspectiva de lo verdaderamente importante: la calidad nutricional de los alimentos. Evidentemente, si hacemos una restricción calórica severa y conseguimos un balance energético negativo (diferencia entre las calorías que ingerimos y las que quemamos) lograremos perder peso. El problema es que a largo plazo este método es muy difícil de mantener en el tiempo, ya que nos obliga a un gran esfuerzo (motivación, control del apetito, ansiedad, etc.). Además no repercuten igual sobre nuestro organismo 100kcal de un refresco, que 100kcal de una pieza de fruta.

Si tu objetivo es perder peso, pero estar saludable de manera prolongada en el tiempo, debes centrar tu dieta en alimentos naturales, que tienen mucho más valor nutricional que los “productos” preparados, sobre una buena base de frutas y verduras, sin descuidar el consumo de proteínas que pueden venir de fuentes vegetales como las legumbres.

 

Comer hidratos por la noche engorda

Realmente es una frase que puede malinterpretarse. Comer hidratos por la noche no engorda, lo que engorda es comer de forma continua más calorías de las que necesitamos, ya vengan de los hidratos, las grasas o las proteínas. El mito se sustenta en que los hidratos se transforman en grasa ya que al cenar e irnos a dormir no vamos a quemarlos. Sin embargo esto depende de nuestros depósitos de glucógeno, el almacén de los hidratos en el cuerpo. Si hacemos actividad física, los niveles de glucógeno se reducen y por ello cuando comemos hidratos van directos a reponer la “gasolina” perdida. Si practicas deporte por la tarde, son una buena opción para la cena. Eso sí, si no nos movemos nada en todo el día y comemos hidratos se almacenarán en forma de grasa, pero independientemente de la comida en la que los ingiramos.

Comer hidratos no implica engordar, se puede reducir el peso y mejorar la composición corporal con una buena base de hidratos en la dieta. La clave está en el balance energético. De hecho las personas que practican deportes de resistencia suelen basar su alimentación en hidratos de carbono y tienen unos niveles de grasa muy reducidos. La prioridad debería ser centrarse en la fuente de los hidratos (preferibles opciones integrales frente a refinadas).

 

Sigue la pirámide alimenticia

Hace ya 4 años que publicamos este post en el que se exponía la necesidad de revolucionar la pirámide clásica nutricional. Por desgracia, parece que el mensaje que sigue calando entre la población es el de la pirámide clásica (con ideas tan cuestionables con una gran base de carbohidratos sin distinguir entre refinados o integrales, predominando por encima del consumo de frutas y verduras, o incluyendo el consumo esporádico de alcohol. Ninguna cantidad de alcohol es segura para el organismo)

Nuestra nutrición necesita nutrientes esenciales, no existen alimentos imprescindibles, que se pueden obtener gracias a diversas fuentes. En España sigue este modelo, en otros países aparece por ejemplo el Plato de Harvard que nos ayuda a reorganizar la distribución del plato. En él se priorizan las fuentes vegetales (medio plato para frutas y verduras), y los otros dos cuartos restantes para fuentes proteicas y cereales integrales.

 

Una copa de vino es cardiosaludable

El concepto de consumo moderado blanquea la ingesta de alcohol en nuestra dieta. Si eres de los que toma alcohol pensando que es bueno para el corazón, es mejor que destierres esa idea de tu cabeza. Muchos estudios, financiados por empresas de bebidas alcohólicas, muestran que personas que vivían muchos años, consumían frecuentemente alcohol. Pero correlación no implica causalidad. Dos situaciones pueden ocurrir simultáneamente pero no tener nada que ver una con otra. En este caso, que algunas personas vivan muchos años no es causa del consumo del alcohol.

En el caso del vino se justifica su consumo por su contenido en resveratrol, un conocido antioxidante. Curiosamente se potencian las cualidades de una sustancia presente en miligramos y no se habla de que entre el 10 y el 15% es alcohol puro (etanol). El alcohol es el tercer factor de riesgo de enfermedad y mortalidad en Europa, por detrás del tabaco y la hipertensión. Por ello no se puede recomendar jamás su consumo desde un punto de vista de la salud,

Tags Dieta
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