¿Es bueno beber cerveza después de entrenar?

Hablar de alcohol y deporte, es hablar de una pareja poco avenida, y dentro de este tema, muchos nos preguntamos si es bueno beber cerveza después de entrenar. Todos sabemos los efectos perjudiciales del alcohol sobre nuestro organismo y a nadie se le ocurre tomarse una copa antes o después de entrenar. Sin embargo no pasa lo mismo con las bebidas de menor graduación, concretamente con la cerveza. Está comúnmente extendido que, la recuperación después de una buena sesión de ejercicio físico, debe ir acompañada de una cerveza. Por desgracia para todos los amantes de esta bebida, esto no es ni mucho menos cierto. A continuación enumeramos una serie de desventajas que ocurren al consumir alcohol después de la práctica deportiva.
Limita las ganancias del entrenamiento
Cuando entrenamos, nuestro cuerpo sintetiza (forma) nuevas proteínas para adaptarse al esfuerzo realizado. Esa síntesis proteica se ve reducida cuando bebemos alcohol (afecta negativamente por ejemplo a, la ganancia de masa muscular y fortalecimiento de la misma). Por tanto, no extraemos todo el beneficio posible del entrenamiento.
Ralentiza la recuperación
El alcohol también afecta al proceso de recuperación post-ejercicio, provoca que recuperemos peor y más lentamente. Además nuestro sistema inmune se ve comprometido, ya que aumenta el riesgo de enfermar o coger una infección. Por si fuera poco, afecta a la calidad y cantidad del sueño (sabemos que resulta indispensable un sueño reparador para recuperar en óptimas condiciones)
Deshidrata
Si la bebida posee un contenido en alcohol mayor del 4% (la cerveza suele tener un 5-6%), aumenta su efecto diurético, lo que hará que eliminemos más líquido (cuando después del ejercicio, en realidad lo que necesitamos es reponerlo, no perder más). Ese proceso de deshidratación incide negativamente a nuestra capacidad cognitiva (cerebro)
Aumenta el riesgo de lesión
Diversos estudios reflejan que el consumo de alcohol puede tener un efecto perjudicial sobre la densidad ósea (lo que hace que nuestros huesos sean más frágiles), debido a una reducción de la secreción de testosterona (tanto en hombres como en mujeres). Si tienes osteoporosis, tendencia a las fracturas de estrés o estás en un proceso de recuperación de una lesión debes tener especial cuidado al consumir alcohol.
No puede considerarse bebida de recuperación
“La cerveza es una bebida ideal de recuperación” “Recupera igual que una bebida isotónica”. Estas y otras frases son mentira. La cerveza no puede ser una bebida de recuperación ya que no contiene sodio (las versiones sin alcohol tampoco cumplen todos los requisitos). Si quieres tomar una cerveza al acabar de entrenar, hazlo pero sabiendo que no es ni mucho menos la mejor opción.
En conclusión, el consumo de alcohol asociado a los procesos de recuperación del ejercicio es perjudicial para nuestro organismo. A pesar de que se fomente como un mensaje saludable, esto no es ni mucho menos así. Detrás de esta estrategia se esconden intereses comerciales y de marketing que están fundamentados en estudios científicos adaptados para extraer conclusiones positivas que no son ciertas.
¿Qué debe tomarse entonces después de entrenar?
Después de cualquier tipo de entrenamiento, el cuerpo queda falto de sustancias necesarias para superar el resto del día. Por ello, es fundamental una perfecta hidratación que reponga todas las pérdidas generadas por el sudor.
Aunque lo más común es beber agua tanto antes, como durante y después de los entrenamientos, en caso de actividades de larga duración o intensidad, es mejor optar por una bebida isotónica, que a parte de hidratar, aporte otro tipo de sustancias.
En nuestro caso, recomendamos ISOACTIUM, una bebida isotónica con Magnesio y vitaminas C, B6 Y B1, que ayuda a reponer los minerales perdidos, y contribuye también al equilibrio electrolítico, así como a reducir el cansancio.