¿Por qué nos cuesta tanto volver a coger la forma física?

Después de los excesos veraniegos y el merecido descanso, llega el momento de volver a retomar los entrenamientos y la actividad física. Por delante, semanas marcadas por un esfuerzo mayor del habitual para la carga de trabajo a la que estamos acostumbrados, malas sensaciones, agujetas, dolores que parece que no se irán nunca...en definitiva, un mes en el que la motivación es vital para conseguir de nuevo la tan ansiada rutina. ¿Por qué nos cuesta tanto volver a entrenar?
TEN PACIENCIA
Punto número uno y fundamental. A pesar de que acabaste la temporada como un "tiro" y en pocas semanas tu estado de forma se ve drásticamente mermado... ¡Qué no cunda el pánico! Se trata de un proceso natural en el que nuestro cuerpo necesita de nuevo un periodo de adaptación. No esperes resultados inmediatos, pero mantén la constancia, pues en 2 o 3 semanas volverás a encontrarte bien.
NO ERES EL ÚNICO AL QUE LE PASA
La mayoría de los mortales sufren las consecuencias del periodo de descanso y desconexión. Asimilar y comprender que se trata de un proceso natural te ayudará. Pon la mente a tu favor, y evita las comparaciones negativas con otros compañeros o sensaciones de temporadas pasadas, si ves el vaso medio lleno, tu optimismo favorecerá que el proceso de adaptación a la rutina se vea acortado.
RESPETA LA PROGRESIÓN
Uno de los principios básicos del entrenamiento es el principio de progresión de las cargas. Esto quiere decir que debemos ir aumentando el volumen e intensidad de nuestras sesiones de forma paulatina, para que nuestro cuerpo pueda asimilar todo ese trabajo. Sin duda, la omisión de este principio es uno de los errores más típicos que nos encontramos en las pretemporadas. Tenemos mucha prisa por recuperar todo el tiempo perdido durante el verano y metemos demasiada carga (intensidad y/o volumen) sin respetar el periodo de adaptación de nuestro organismo. El fallo suele venir provocado porque pensamos que entrenamos demasiado poco, comparando con las sesiones de final de temporada. Planifica sesiones suaves, con un aumento incremental de la carga.
AGUJETAS, CON CONTROL GRACIAS
Uno de los mitos del entrenamiento más extendidos entre la población enuncia que, cuantas más agujetas has tenido, mejor ha sido el entrenamiento y más te has esforzado. Nada más lejos de la realidad, las agujetas, según la teoría más extendida que promulga la ciencia en la actualidad, representan el daño de los tejidos implicados en el esfuerzo, principalmente músculos. En consecuencia, muchas agujetas supondrá el reflejo de mucho daño muscular. Y nuestro cuerpo necesitará varios días para recuperarse, lo que ralentizará las adaptaciones positivas del entrenamiento.
Las agujetas suelen aparecer cuando nos sometemos a un ejercicio novedoso, o que llevábamos tiempo sin practicar y/o cuando sobrepasamos el umbral de esfuerzo y de carga. Hacemos más de la cuenta, y en ocasiones mal hecho por una mala técnica debido a la fatiga. Así que ya sabes, introduce los ejercicios progresivamente, y quédate con la sensación de poder entrenar más. ¡Tú cuerpo te lo agradecerá!